Es realmente es un lugar mágico, una pequeña aldea con calles sinuosas y casas rurales de pizarra que nos encantó conocer.




Patones de Arriba queda a 60 kilómetros al noreste de MAD, en el límite con Guadalajara. Es un gran plan salir de Madrid hacia las sierras para disfrutar perderse por las callecitas de este pueblo lindísimo. 

Algo de su historia (y la diferencia entre Patones de Arriba y Patones de Abajo)

Patones fue una pequeña aldea que tuvo su origen alrededor del siglo XVI, tan olvidada y distante que
llegó a tener su propio rey! Si, el Rey de Patones, una especie de alcalde con poderes más elevados. Durante siglos la localidad sobrevivió gracias a la ganadería y de agricultura. Incluso cuenta la leyenda que durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) los soldados franceses no fueron capaces de encontrar Patones debido a su localización estratégica tan oculta.
En el siglo XX tuvo lugar el éxodo de personas desde Patones de Arriba (como sería conocido más tarde) a Patones de Abajo. Justamente hoy la mayoría de sus vecinos vive en Patones de Abajo y el pueblo antiguo está completamente dedicado al turismo. Gracias a que en los '90 Patones de Arriba fue declarado Bien de Interés Cultural, se fue haciendo más conocido hasta convertise en un muy atractivo pueblo turístico de la Sierra de Madrid.



Llegar a Patones de Arriba

Nosotros fuimos un sábado de principios de Junio en auto, con mis dos "J" (hermano y marido). De Madrid es aprox 1 hora. Como el pueblo es mini, sólo los habitantes pueden subir con sus vehículos. A los visitantes nos hacen estacionar abajo, a metros de donde comienza la Senda Ecológico del Barranco que une Patones de Abajo con Patones de Arriba. Es un camino que va ganando altitud. Se puede subir a pie (son unos 30 minutos) o hay un minibus que sube y baja gente cada 15 minutos aprox. Nosotros subimos en el autobus y bajamos caminando.

Qué ver en Patones de Arriba

Sin dudas el mejor plan es perderse caminando entre las empinadas callecitas, repletas del singular encanto de la arquitectura negra, así llamada por el color oscuro de la piedra pizarra.
No dejen de subir a lo alto del pueblo para disfrutar de la vistas y luego acercarse al arroyo de Patones. En nuestro caso era un día divino de Primavera así que estaba todo muy verde y había varias amapolas en flor. Una fiesta! Me imagino que el Otoño también debe ser lindísimo!



En la caminata seguro se van a cruzar con muchos ejemplos de la arquictectura popular. Más allá de las características casas de piedra pizarra, hay muchas construcciones que tienen que ver con la agricultura y gastronomía local como bodegas, hornos, arrenes, corrales, etc.


Hay cantidad de rincones encantadores, casas de piedra cubiertas de enredaderas, pequeñas tiendas de artesanía, terrazas donde pararse a tomar algo. Justamente la oferta gastronómica es enorme, con muchos restaurantes de comida castellana tradicional.

Nosotros comimos muy bien en El Lavadero de Patones. Bien típico y con vistas soñadas. Hay varias otras opciones, todas se veian lindas. Aconsejo reservar!





Si les tienta quedarse a dormir, hay varias opciones de casas rurales donde hospedarse. Debe ser una muy linda experiencia.

Como pueden apreciar en las fotos, el pueblo parece como sacado de un cuento. Lo super disfrutamos!
Siempre que se pueda, salir de la ciudad, es ampliar un poco la mirada de cada destino que visitamos. Personalmente adoro perderme en pueblitos como este. Definitivamente una visita muy recomendable si andan por Madrid.


Hasta la próxima!




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