Esta es la historia de una ventana que un verano, se transformó en espejo.


Seguramente a las que reciclan objetos vintage, con historia detrás; les pase que compran o encuentran algo pero no saben muy bien en qué terminará. Y mientras tanto, los meses pasan y los objetos están guardados en algún rincón, como durmiendo.


Y de pronto, buscando o haciendo otra cosa, decís: ya que estamos, lijo también ésa ventana que está ahí. Y mientras la lijás, te das cuenta que no la vas a pintar, porque el verde es divino y te gusta como queda así, desnudando el paso del tiempo en sus capas de pintura.



Y también te enamorás de esa saliente, y te la imaginás con un florerito. Y ahí las dudas entre pizarra, board o perchero se disipan y no hay dudas: será espejo. 


A la vuelta del vidriero amigo no queda más que colocarle sus ganchos para colgar el Espejo-Ventana... y hacer fotos. Con flores, claro.



Creo quedaría divino en una entrada o recibidor, no?! 



Buena miércoles!!