Como les contaba en los últimos posts bajo la etiqueta "alma viajera", la pasamos increíblemente bien en nuestro viaje a Calafate y Chaltén. Y como broche de oro, nuestra última noche fue en una estancia bien patagónica.


La verdad que llevamos un ritmo intenso en estas vacaciones (como suelen ser nuestras vacaciones, no paramos!) por lo que pasar las últimas horas en Calafate en este lugar fue buenísimo para relajarnos y disfrutar de una estancia patagónica todavía en actividad y con una historia de esas que me encantan.



Como no podía ser de otra manera en la Patagonia de principios del siglo XX, esta es otra de pioneros. 
En este caso Santiago Peso, un croata que conforma junto a otros croatas una sociedad para explotar 20 mil hectáreas en el brazo sur del lago Argentino. El aportaba el trabajo, los otros las ovejas. A la Estancia la bautizan La Jerónima. En un viaje a Río Gallegos conoce a María Martinic, yugoslava, con quien se casa y tienen cuatro hijos: Adolfo, que fallece chiquito; Radoslava (Niní), Angela (Beba) y María (Porota).


14 años después de casados, Santiago muere de tuberculosis. Por lo que María su mujer, queda a cargo de todo. Años más tarde, compra las partes a los otros socios y queda junto a sus hijas como única responsable. Es ahí cuando rebautiza la estancia utilizando las dos primeras letras del apodo de sus hijas NIBEPO + AIKE, esta última palabra tehuelche que significa "lugar de"
No me quiero imaginar lo duro que habrá sido para estas cuatro mujeres estar a cargo de esta estancia, de todo el trabajo que implicaba. Una vez al año transportaban en carretas los fardos de lana a Rio Gallegos (distante 380 km) y a la vuelta traían los víveres para el resto del año.














Niní, la mayor de las hijas se casa con Juan Enrique Jansma, de Mendoza. Y a la muerte de su madre en 1976, compra la parte a sus hermanas Beba y Porota, y Juan Enrique se encarga de administrar Nibepo Aike. Hoy, Adolfo, hijo de Niní y Juan Enrique, es el encargado de administrar la estancia, que se dedica mayormente al ganado bovino y al turismo.



Tuvimos el placer de conocer a Adolfo y charlar un poco con él, y ver su trabajo de cada mañana moviendo el ganado de un lugar a otro, bien temprano.
Hoy tienen pocas ovejas, un poco por las restricciones del Parque Nacional, pero también porque la lana ya no es negocio en pocas cantidad. Las que tienen las utilizan para el consumo y para la demostración de esquila que hacen en las tardes, cuando vienen turistas desde Calafate a pasar la tarde en la Estancia y luego degustar un rico cordero patagónico.

Nosotros llegamos al mediodía, picamos algo y nos anotamos para una cabalgata a la tarde... pero a mi me dio fiaca y después de una linda caminata hasta la orilla del lago, me quedé en la habitación donde se colaba el sol y el jardín por las ventanas



Más tarde, después de mi siesta y de su cabalgata, caminamos un poco más por el casco y los diferentes galpones, y todo tenía un color mágico a medida que se iba poniendo el sol.



Disfrutamos cada minuto que estuvimos en Nibepo Aike, un lugar cálido, con un estilo simple pero cuidado. Esa sensación de palpar por un ratito el espíritu patagónico... ese mismo que Adolfo, desde su lugar en el mundo nos expresó cuando nos íbamos: "que no les sea muy dura la vuelta a Buenos Aires"
Adolfo, fue durísima, pero nadie nos quita de nuestra memoria viajera los colores, olores y sensaciones de este viaje... y ese viento patagónico en la cara que a veces cansa, pero a la vez, te hace sentir vivo.


Buen fin de semana!

Más info:
www.nibepoaike.com.ar
* Nibepo está a 56 km de Calafate, por lo que es una opción distinta a quedarse en los hoteles del pueblo; más rústica quizas pero en mayor contacto con la naturaleza. Desde allí se pueden hacer las excursiones al Glaciar Moreno y demás.
* El Casco de la estancia, típica construcción patagónica, ha sido adaptado como Hostería. La habitación nuestra era una de las superiores.
* La Estancia recibe todas las tardes a turistas de Calafate que terminan la actividad con una cena con cordero patagónico, se sirve en un quincho aparte y los huéspedes son invitados una de las noches a compartir esa cena - riquisimo, demás está decir!
* Hay caminatas re lindas para hacer, al igual que las cabalgatas

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