En nuestra semanita en playas uruguayas a fines del verano fuimos a conocer Garzón. Un pueblo uruguayo como tantos otros, pero donde desde hace unos años convive un Hotel-restaurante top con el ritmo slow de un lugar con especial encanto.


Hace unos años, el destino quiso que el reconocido chef argentino Francis Mallmann posara sus ojos en este pueblo. Abrió un hotel/restaurante en lo que era una caballeriza, y el mismo grupo inversor estableció la Bodega Garzón. Es así como se generó una especial movida y Garzón empezó a aparecer en publicaciones internacionales, desde Vogue al New York Times o Condé Nast.

Lo más loco y lo que uno agradece al llegar es que el pueblo mantiene su ritmo de pueblo: calles de tierra, algún gaucho a caballo que saluda mano en alto, perros varios, viejitas encorvadas barriendo la vereda u ocupándose de su jardín, ranchitos con puertas decapadas por el tiempo...





Y de pronto sí, una casa divina totalmente reciclada. Un par de espacios de arte con carteles en Inglés... y más casitas simples, autos viejos, perros y caballos y la plaza que es el centro del pueblo.







Nosotros llegamos desde Punta del Este, íbamos camino a la Pedrera así que sólo paseamos un rato. No había mucho movimiento, supongo por ser fin de temporada y porque era bastante temprano. Entramos a conocer el Restaurante de Mallmann. Todo se veía divino, pero estaban como acomodando todo por lo que sólo sacamos un par de fotos.




En la manzana siguiente, está Casa Anna. Un lugar divino que también es de Mallmann y que se puede alquilar en su totalidad tipo villa, o tomar una habitación con los servicios del Hotel y Restaurant Garzón. Nosotros nos mandamos por el jardín y es bellísimo!


Después de dar la vuelta al perro con nuestro perro :) volvimos al auto y antes de tomar la ruta nuevamente paramos en la estación de tren, totalmente abandonada.




La estación tuvo mucho que ver con la época de mayor actividad económica del pueblo que llegó a tener 2 mil habitantes entre 1930 y 1950, cuando la actividad industrial y comercial giraba en torno al molino y claro, al tren. El tren tenía cuatro frecuencias diarias, y hasta había teatro y orquesta en Garzón. Cuando comenzó a decaer el trabajo en el molino dejó de funcionar el ferrocarril y luego, con la construcción de la ruta 9 a más de 11 kilómetros del pueblo, los habitantes se comenzaron a trasladar hacia San Carlos y Rocha. Hoy son sólo 200 habitantes.





El día estaba nublado, una luz especial para sacar fotos! Y también para reforzar los aires nostálgicos de un pueblo que habiendo dejado atrás épocas de mayor esplendor, hoy sabe atraer a viajeros con el encanto de los simple... y algo de curiosidad chic :)
 Espero lo disfruten tanto como nosotros lo hicimos con Oli!





Buen fin de semana!



Más info:
http://www.restaurantegarzon.com/
https://bodegagarzon.com/es/
http://casaannagarzon.com/


Nuestro viaje:
Uruguay: días de playa con perro incluido {Parte I - Punta del Este}
Uruguay: días de playa con perro {Parte II - La Pedrera}