Siempre dije que si alguna vez volvía a Andalucía, quería conocer Ronda. Tuve la suerte de volver y de visitar esta ciudad algo escondida donde las vistas desde o hacia el Puente Nuevo quitan el aliento, pero también roban suspiros sus callecitas de casas blancas, sus miradores, los balcones suspendidos hacia el río y esos aires de pueblo chico que se sabe especial.


Ronda es una de las ciudades más antiguas de España. Por su especial geografía se fueron sucediendo cantidad de civilizaciones, siendo quizás el período islámico uno de los más importantes ya que es ahí cuando se consolida como ciudad. Hay numeros vestigios de ése período así como de la Conquista de los Reyes Católicos, cuando las calles de la ciudad se ensanchan, se crean nuevas plazas, etc.
Pero será el siglo XVIII el que marque, ya en época moderna, las pautas definitivas del papel que Ronda tendrá en el contexto de Andalucía. Aquí es cuando se construyen los monumentos más significativos y emblemáticos de la aristocracia de entonces y de la Ronda actual: el Puente Nuevo y la Plaza de Toros. A partir de entonces, y durante todo el siglo XIX, se forja la imagen romántica de la ciudad, así como de su Serranía, en la que el mundo del bandolerismo y de la tauromaquia causarán una profunda impresión en muchos viajeros: James Joyce, Ernest Hemingway, García Lorca... Todos estos "viajeros románticos" la visitaban, vivían y recomendaban, hablando de ella como una de las ciudades más hermosas del mundo.

Si llegan en auto como nosotros, cerca de la Plaza de Toros (la más antigua de España) hay varios parkings. Además, en el parque que rodea la Plaza, la Alameda del Tajo, hay una oficina de información turística y al fondo, el Mirador de Ronda con vistas increíbles a las Serranías de Ronda.



Unos metros más adelante, llegamos al Puente Nuevo, el mayor atractivo de la ciudad, que se levanta a 100 metros de altura sobre el río Guadalevín sorteando el mejestuoso Tajo de Ronda y uniendo la parte moderna de la ciudad, con la histórica.




La imagen es realmente impactante: edificios que parecen colgados sobre la cornisa, las inmensas arcadas del puente, el agua cayendo por la roca...
Un lugar así, debía contar con una leyenda a su altura. Justamente, se cuenta que José Martín de Aldehuela, uno de los artífices de esta maravillosa obra de ingeniería se arrojó al vacío para evitar así construir un puente que lo superara en belleza. 
No sé si será verdad, sólo sé que vale la pena, una vez cruzado el puente, bajar por un pasadizo que sale desde un mirador y que serpenteante, te lleva hasta esta vista, impresionante!




Ya en la parte histórica, hay varios lugares interesantes para visitar así que luego de estas vistas impresionantes, le dedicamos toda la mañana a perdernos en las callecitas blancas de Ronda.




Llegamos hasta la Plaza Duquesa de Parcent, una de las plazas más lindas de Ronda y donde se encuentra la Iglesia Santa María Mayor.


Hacia la izquierda de la calle Armiñán, bajando por la cuesta de Santo Domingo hay otros lugares interesantes para conocer como el Palacio Casa del Rey Moro del siglo XIV, los Jardines Colgantes de Forestier y los Baños Árabes.
Nosotros no teníamos tanto tiempo ya que nos tocaba seguir viaje hacia Granada y la verdad, en pleno verano, nos daban ganas de un poquito de mar! Hicimos un paseo más relajado pero no menos interesante por callecitas empedradas, casas blancas muy blancas, ventanitas muy fotografiables y patios con aljibe...




Aunque hoy se llega fácilmente, Ronda sigue teniendo el encanto de los lugares algo inaccesibles: “perdida en las montañas”, rodeada de pueblecitos enriscados, hace tiempo llegar a Ronda estaba reservado sólo para aquellos que se arriesgaban a aventurarse por difíciles y peligrosos caminos. No me cuesta mucho imaginar a esos viajeros románticos enamorarse de esta misteriosa ciudad una vez que lograban llegar.





Más info:
http://www.turismoderonda.es/es/

Si bien debe ser ideal quedarse al menos una noche, si están justos de tiempo Ronda es perfecta para visitarla "de camino a". Nosotros hicimos Sevilla, Ronda, mini stop en Málaga para un chapuzón en el mar y llegamos a la tardecita a Granada. También se pueden visitar desde Málaga o Marbella por el día. Los caminos, llenos de olivos y pueblitos tan mini como blancos, es hermoso.

No comimos en ningún lado, preferimos comprarnos una buena bocata de jamón serrano que comimos de camino a Málaga :) Algo que nunca falla en España!